Un día fui a la farmacia debajo de casa y ahí lo ví... un precioso esmalte VERDE, metalizado, vaya a saber de qué origen (presumo chino).
Cuestión que el premio no se hizo esperar... acetona o no entrás... y así fue como empezó una tozudez que aún me persigue...
Como el uniforme era azul, me dije, no me pasará lo mismo con el esmalte azul, así que rauda me fui a la farmacia a buscar... un esmalte AZUL... sin mucha suerte, con iguales resultados, pero derivando en una adicción desmesurada que aún me acompaña por cuanto esmalte azul pase cerca de mí
No hay comentarios.:
Publicar un comentario